Hoy salí a cenar con mi padre, salimos y nos divertimos y bebimos y discutimos y volvimos a reír.
Me olvidé un rato del bicho y de todos los bichos que no se nombran. Brindo por la vida, por la vida digna y generosa. No creo en otra manera de transitarla, aunque me equivoque, aunque me maree, no quiero olvidar que se trata de merecerla.